CARTA A UNA CRIMINÓLOGA MEXICANA

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“Si quieres entender a una persona, no escuches sus palabras, observa su comportamiento” Albert Einstein.

Autor: Luis Raúl Delgado Antonio.

Twitter: @LuisRa_Crimi

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La violencia cada vez sorprende menos a los mexicanos, nos hemos hecho insensibles a estos temas, cuya violencia ha provenido en su mayoría de los grupos de delincuencia organizada en el país, misma que ha desprendido un tipo de subcultura que ha sido normalizada por los mexicanos, no es para menos, ya que el país lleva bastante tiempo sumergido en la misma.

Desafortunadamente, me encontré en mis redes sociales con la imagen de una persona, que al menos en México es bien conocida, se trata de el cantante de música Alfcomandrredo Ríos, el cual se hace llamar artísticamente “El Komander”, cuyo género musical que interpreta en sus canciones recibe el nombre de “movimiento alterado”, mismo que se relaciona directamente con los grupos de  delincuencia organizada conocidos como cárteles de la droga (principalmente el cártel de Sinaloa), cuyas letras se distinguen de otro tipo de música regional como los corridos, por ser más violentas, en ellas se habla desde un estilo de vida de millonarios, consumo de  drogas y el uso de armas exclusivas del ejército, hasta ejecuciones, degollamientos, y “levantones”, entre otras cosas.

ban barcoEs muy común ver este tipo de publicaciones en las redes sociales en México, ya que la narco-cultura en sus diferentes expresiones ha seducido a la gente, la cual ha aumentado el consumo de sus diferentes expresiones (series, películas, etc.) e idolatra a sus autores y eso no puede ser de ninguna manera algo bueno, mucho menos viniendo de un profesionista, mucho menos de un criminólogo, en este caso de una criminóloga.

Es triste, es decepcionante ver esta clase de conductas viniendo de alguien quién se supone se ha preparado o se prepara para estudiar el fenómeno criminal, para brindar las condiciones de una sociedad menos violenta, menos criminógena, como lo es ahora México.

No es la primera vez que leo a una criminóloga, estudiante o egresada, que acepta y expresa su gusto por este tipo de música, sobre todo de su admiración a estos interpretes, mismos que ya han comenzado a ser censurados en presentaciones públicas, muchos estamos hartos de la violencia e inseguridad y parece ser que también algunos Gobiernos se han dado cuenta de que “mochar cabezas” no es algo bueno ni en canciones.

Entonces les pregunto, le pregunto a usted compañera criminóloga ¿de qué lado está usted?, ¿está de parte de el Buchanans, “la trocona”, degollar y ejecutar, o de la prevención de la violencia en las escuelas?, ¿está de acuerdo con las más de 100 mil muertes y 60 mil desaparecidos que dejo la “guerra” contra el narcotráfico en el sexenio de Felipe Calderón o con la prevención del delito con “amor” y meditación?, como usted a veces lo difunde, ¿está de parte de los mexicanos que estamos hartos de la delincuencia o de parte de un cantante “hermoso” que la glorifica? como usted lo adjetiva.

Me sorprende que un criminólogo se deje cautivar por las apariencias, cuando sabe bien (en teoría debería saberlo) que detrás de una linda sonrisa puede esconderse incluso un peligroso psicópata, una mente que acepta  de manera consiente la violencia y la total ausencia de valores como inherente a su naturaleza, aunque quizá no sea el caso de Alfredo Ríos, pero si de lo que el representa.

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¿Qué credibilidad puede tener su palabra?, regreso entonces con la frase del principio: “si quieres conocer a una persona, no escuches sus palabras, observa su comportamiento”, tiene, sin que lo haya aceptado o buscado, la responsabilidad de representar a un grupo de profesionales llamados criminólogos, profesionales que pueden hacer un gran cambio en la sociedad mexicana, quizá no lo sepa, pero el campo laboral, no solo en el caso de los criminólogos es escaso, tiene usted entonces la fortuna de poder trabajar en un lugar donde puede aplicar los dogmas criminológicos, donde miles quisieran estar, por favor, cuide, cuiden su imagen y sobre todo sean coherentes entre lo que predican y lo que hacen, ya que no solo representan su trabajo y su persona, sino a muchos que vamos abriéndonos camino en el ámbito profesional.

Lo sé, no soy nadie quién pueda decirle que hacer o que no, si está mal o no, mucho menos de que tome en cuenta mi opinión, solo le dejo esto:

cómo profesionista, cómo criminóloga y sobre todo como mujer, ¿a usted le gusta que le llamen “plebita”?.

Atte. Luis Raúl Delgado Antonio.

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